Campos de ensueños verdosos y tostados,
Campos de refugio de dolor y encanto.
Tu aroma es una canción pasajera
Y deleitan tus labios al viento con su acertado hablar.
Hay en ti un alma necia,
una estructura antigua, hay inteligencia
que aterra y sigue en pie
como tu inerte dulzura,
como tus besos rotos
que sabes y sonríes para no caer.
Pálida abeja ensombrecida,
No sabes y aun zumbas detrás de la miel.
Montaña peligrosa color almendra
Tus manos trabajosas sollozan humilladas
El castigo recae en sus tibios dedos,
La misión que en su esfuerzo se esfume el pasado.
Los campos que encierran tus iris atractivas
Son musas deliciosas de un orate poético.
Entras y desnudas el pensamiento, el duramen,
Los sueños, todo lo analizas,
Libas y vuelas…
Y nadie puede ver.
Gigante entorpecido,
Fresca brisa de melancolía y cactus,
Sabor incógnito.
Gigante y no te ven!
Así como tú,
No me conoces…
No me ves.
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