Que fácil fue abrir un camino,
Sembrar un árbol, cavar una mina...
Hacer de mi interior un laberinto
prenderme una ilusión tan repentina.
No hubo punto medio entre nosotros
Dominaste de mi como un verdugo,
Luego que cayó la venda de mis ojos
Dominé de ti con mal agudo.
Quiero dormir hasta olvidarte...
escudo de algodón es mi renuencia.
Lloran las ramas de los sauces,
Se contrae y expande mi existencia.
Hace muchos errores y alegrías,
recuerdo todo con agridulce calma;
Paraíso de sombras tus anhelos,
El incrustar de tu ser dentro de mi alma.
Vivimos y morimos el instante
Fuimos locos, amantes y felices
Hubo rachas de paz y como las aves,
Volamos con ternura por los aires.
Te veo en las canciones, en el agua
En las sombras, en los ojos de la gente
Y pasas sin pasar como una oleada
De este adiós sin remedio, incongruente.
La culpa no me queda a estas horas,
Y se que de tu parte fue olvidada,
Es culpa de los tiempos y las cosas
Que conspiran en contra de éstas llamas.
Un día se rompió lo que quedaba,
El perdón se ha olvidado de este sueño...
Debemos de partir con frente alta
Y vivir por lo que fue lo nuestro,
Pues una vez prometimos ser felices
Y ha de ser... Aunque esta vez muy lejos.
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